¿Qué puede uno esperar de una librería de saldos de Río Negro? En principio nada sustantivo, o al menos no en esa librería, a la que fui hoy por la tarde, pertrechado bajo la campera de mi viejo. Las mismas ofertas que en la capital pero dos o tres pesos más caras. Sin embargo no me di por vencido, y justo cuando me estaba yendo, en los estantes cercanos a la puerta de salida, la búsqueda encontró sus frutos. Un libro de Carlos Hugo Aparicio, nada menos. Trenes del sur. En Buenos Aires no se consigue.
viernes, julio 15
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