martes, abril 25

Feria del libro: Introito


Mientras unos y otros de la turba bloguera exponen su circuito por la abigarrada programación del BAFICI, al mar por naranjas hace el trabajo duro, el que nadie quiere hacer: va a la Feria del Libro. Posa junto a la foto de Felipe Pigna, saluda complaciente a Jaime Bayly y hasta estrecha su mano con Helmut Ditch. Eso es cultura, qué joder. ¿Para qué marearse con tanta película oriental si podemos marearnos con Ferné?
Así las cosas, AMXN (a fin de mes y con poco circulante) empieza su recorrido por la Feria. Feria cuyos afiches de promoción son aún más horrendos que los de años anteriores, con una Ocampo, un Borges y un Freud (es Freud, ¿no?) amenazando desde una gráfica chillona.

Uno: durante la primera semana, cuando todavía la marabunta no se enteró del todo del asunto, y los colegios todavía están planificando horarios para que sus niños se empapen de cultura, hay que aparecerse tardongo: siete y media / ocho está bien. Los pasillos se vacían gradualmente y a eso de las nueve podemos caminar sin problemas.

Dos: ¿por dónde empezar? Por los stands en donde necesitamos estar fresquitos, por esos lugares que evitamos cuando ya estamos cansados y salteamos pasillos enteros. Asociaciones islámicas, Fuerzas Armadas, Libros en miniatura y Editorial Kier son un buena elección. Bien provistos de folletos (que leeremos concienzudamente durante el viaje de regreso a casa), luego de conversar con personas deseosas de compartir ideología, podemos seguir nuestro camino.

Tres: La feria, para el que más o menos relojea frecuentemente las librerías de nuevo y está al tanto de los miserables descuentuchos que aparecen cada tanto, tiene, a primera vista, pocas atracciones. Está bien, podemos reírnos mirando al viejo Ray Bradbury en una videoconferencia desde el quinchito de su casa, o verle la cara a Roman Gubern y preguntarle si vio las películas de la Coca Sarli, pero el fin, a veces, no justifica los medios.

Amxn encontró una vez más, sin embargo, la manera de llegar cortos a fin de mes. El que busca encuentra, y el refrán sirve hasta en antros como éste. ¿La respuesta? En el próximo boletín.